martes, 23 de febrero de 2010

La escritura

Me gustaría comenzar recordando aquellos tiempos en que la escritura era posesión de unos pocos. Tiempos en los que abundaba la ignorancia en la mayoría de sus gentes, mientras nobles (algunos de ellos forzados por su rango y condición social), curas o frailes (escribientes incansables a la luz de las velas) y algún alma cándida perdida por ahí se afanaban en aprender este arte, signo indiscutible de educación y cultura. Otros eruditos intentaban que sus testimonios quedaran escriturados para la posteridad, bien para conocimiento de la ciencia, de la medicina, de la historia, del arte, del pensamiento, de la guerra, etc.
Desde esa pluma entintada hasta los bolígrafos o rotuladores de hoy en dia, han corrido verdaderos rios de sangre y tinta, con afanes diversos que aqui no vienen al caso, pero que han dejado su huella.
Sin embargo este maravilloso arte tiende a desaparecer, las nuevas tecnologías han conseguido que cambiemos la pluma por el teclado y el papel por la pantalla. Sí, es verdad que podemos elegir muchos modelos de letras y no tenemos que preocuparnos por los espacios, ni los tachones, ni las palabras mal escritas (tenemos hasta un corrector ortográfico), pero no es una letra nativa de nuestra mano. Hoy casi es de admirar a la persona que escribe, porque muchos han dejado de hacerlo, otros han deformado tanto la escritura que escasamente son capaces de leer lo que ellos mismos escriben, otros pasan de ella...
Es cierto que los ordenadores tienen grandísimas ventajas, (información a nivel mundial, comunicación en tiempo real, etc.), yo soy la primera en alabarlas y utilizarlas, pero no quiero imaginarme que se perdiese este arte, porque como muy bien nos dice Miguel de Cervantes y Saavedra:" La pluma es la lengua del alma".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El otro día te quise decir que aunque el ordenador sea muy impersonal, lo que se escribe con él no lo es. Cuando leo lo que escribes parece que me lo estés relatando tú. Será porque te conozco...
A ver si ahora sí lo sé hacer.
Besos.

Noemí Baneem dijo...

Bienvenid@ anónim@. Gracias por tu apreciación. Es cierto que la presonalidad la damos nosotros en lo que escribimos, independientemente de la herramienta que usemos para plasmarlo. Y menos mal que es así. Te ha salido perfecto, un abrazo para ti.