domingo, 19 de septiembre de 2010

Momentos de duda

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"No existe viento favorable...
                                         ...para el marinero que no sabe a donde ir"
                                                                                   (Séneca)

viernes, 10 de septiembre de 2010

La palabra escrita es arte y vida, nunca una obligación.

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Hay días que me siento delante del ordenador y, cuando intento escribir alguna entrada para el blog, veo que me quedo en blanco. Ese día me digo a mi misma: "No pasa nada, hoy no estás inspirada, ya saldrá otro día". En otros momentos, se me ocurren varias ideas, y entonces pienso: "esto lo prondré en el blog". Después, cuando me siento de nuevo para hacerlo, no encuentro las palabras adecuadas para ello... tal vez sea falta de inspiración, tal vez sea que en ese momento no tienes ganas de hacerlo, tal vez sea que mi mente no quiera trabajar y se quede "en off"... El estado de ánimo también influye, creo que es lo que más, haciéndote a veces participe de esa apatía o esa pereza o esa alegria o esa pena, sentimientos que no siempre puedes dejar reflejados. Es más facil escribir con alegria que con tristeza. A todos nos gusta compartir las cosas buenas. Las malas tendemos a guardarlas, a esconderlas, a esconderlas incluso de nosotros mismos.


Pienso que hay que escribir pero sin obligación, con naturalidad, que las palabras fluyan sin ninguna limitación. Sólo asi pienso que sale la esencia que llevamos dentro cada uno. A veces, alguna persona de mi entormo me comenta "tienes el blog muy parado". Yo le contesto que las cosas son como son, y si no hay más, tal vez existan  motivos que no vienen al caso que impiden quizá esa mayor continuidad que a algunos les gustaría. La realidad es la que es y hay que aceptarla.

Cuando uno escribe, se comunica y transmite a los demás. Pero os pregunto ¿Cuántas veces os gustaría quedaros en un rincón buscando esa soledad necesaria, ya que te ha invadido un sentimiento o una emoción y no puedes con ello? Eso nadie quiere escribirlo.

Creo que la escritura (su contenido más bien) necesita y debe respirar. Es el reflejo de tus inspiraciones y tus espiraciones, del flujo de la vida, de los vaivenes de tus sentimientos, con sus momentos de compañerismo, de compartir y de sus momentos de soledad. No escribir también significa algo, es como el silencio en una partitura de música, sin él, no apreciaríamos el sonido que viene a continuación.

El que escribe, siente, vive, ama, llora, rie, respira, late, sufre... sólo hay que dejar que fluyan las palabras y estas te llevarán a alguna parte. Unas veces será un texto largo, otras un poema, otras una frase insulsa, otras una página en blanco, pero todo forma parte de ti.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Naúfrago

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Naúfrago

Nací como los demás,
pequeño pero capaz de crecer.
Me entregué al mundo
lleno de felicidad.
Mi sonrisa reflejaba
la vida, pura y nada más.

Pero un día naufragué
y mi corazón cayó a la mar,
en medio de una tempestad,
nadie me oyó gritar.

Pronto aprendí a nadar.
Pronto aprendí a luchar.
La mar en calma, preludio
de la tormenta que viene y va.

Poco a poco con el tiempo
aprendí a vivir en soledad,
mejor eso que morir ahogado
del viento y la furia del mar.

¿O no? Tentaciones tengo
de dejar de nadar,
que la tormenta termine
aquello que empecé a pensar,
después de tanto tiempo
de vivir en soledad.

Los barcos veo pasar
de un lado a otro del mar.
Lejos muy lejos quedan,
y ninguno quiere parar,
sólo su estela me dejan tocar.
Soy náufrago de la mar,

A veces, para descansar,
el balanceo me deja soñar
aquello que pudo ser y no fue.
Pero las olas me salpican
y me dicen en realidad
aquello que fue y no pudo dejar de ser.

Náufrago soy, castigado
por la dureza de la mar,
Náufrago soy, abandonado
a vivir en soledad,
Náufrago soy, lastimado
por el amor perdido.

Corazón era, cuando caí
Náufrago soy, mi corazón perdí.

                                                                                Noemí Baneem