domingo, 8 de abril de 2012

Una excursión pasada por agua y frío.

   A pesar del mal tiempo anunciado para estos días festivos de Semana Santa, este viernes me planteé realizar una excursión. Como daba por sentado que iba a llover y me mojaría, salí preparada con la ropa necesaria para solventar la situación. Todo comenzó muy bien, el sol brillaba entre las nubes, por lo que me decidí a salir. Conforme pasaban las horas, el sol desapareció dando paso al frío, al aire y al agua.

El cielo se oscurece...

   En un principio todo iba normal, efectivamente, comenzó a llover, pero poco a poco esa lluvia se convirtió en granizo ayudado con fuertes rachas de viento frío.
   Mi cuerpo estaba empapado, pero la ropa que llevaba puesta era especial para la montaña, por lo que, aunque se mojara, te mantenía el calor corporal. Eso sí, todo tiene un límite. Por mucho que lleves ropa adecuada, el agua al final SIEMPRE MOJA, así que, terminé caladita hasta los huesos. Durante la tormenta, mis pensamientos empezaron a volverse negativos. No paraba de preguntarme cómo se me había ocurrido salir en un día así, con previsiones tan malas, etc...
la lluvia y el barro se ven
el frío y el aire se sienten.
¡Puf!, se pasan malos ratos porque entre el frío que tienes, las ganas de volver a tu casa, el verte en una situación algo más complicada por la climatología, hace que, una marcha normal se convierta en una marcha casi heróica.
   Una vez pasado el mediodía, todo cambió. De nuevo salió el sol, el aire siguió pero ya no volvió a llover en toda la tarde. Mis pensamientos iban cambiando. Es cierto que estaba empapada, pero poco a poco me fuí secando, y al ver que la tarde mejoraba, mi ánimo creció pensando que lo peor ya había pasado.
   La alegría y satisfacción que te llevas al final cuando llegas a buen puerto es enorme. Pienso que he sido capaz de superar la adversidad, que, aunque el ánimo y los pensamientos a veces nos encierran y son más negativos, siempre hay que tener paciencia, y seguir, porque las cosas cambian.
   Aunque nadie me quita el frío que pasé ni ese momento de duda de seguir o de quedarme donde estaba. Una vez en casa, todo se olvida, un par de días de buen descanso y todo solucionado. De todas formas, la próxima vez, lo pensaré mejor.

 ¿No te ha pasado a ti alguna vez una situación similar?

Yo no sé si aprenderé algún día, porque no es la primera vez ni será la última, estoy segura.

No hay comentarios: